viernes, 14 de diciembre de 2012

La varita mágica I

¿Quién no ha deseado alguna vez tener una varita mágica y que todos nuestros deseos se hagan realidad? Sobre todo en esos momentos en los que te juegas algo crucial o pasas por un momento delicado. Pues supongo que cualquiera.


El caso es que esta mañana en uno de mis paseos vi a un pájaro muerto por el camino y pensé, si tuviera una varita mágica le devolvería la vida..., pero el mundo real me devolvió a mi estado natural y seguí mi camino.



Según seguía andando e intentando dejar aparcados aquellos pensamientos vislumbré una gran flecha en los grises y desgastados baldosines como si me indicaran ir hacia algún lugar. El caso es que, decidida, seguí aquella señal y cuando observaba los castaños desnudos ya de cualquier hoja, vi una vigorosa e intrépida ramita que asomaba desde uno de ellos y que parecía decirme ¿quieres que sea tu varita mágica? Y yo la respondí, ¡oh, claro que sí, sería estupendo! Cómo iba a negarme a tal ofrecimiento.





Pero entonces recordé que cuando la naturaleza te ofrece algo tú debes devolverle otra cosa a cambio. Es más, dicen que si coges algo sin permiso las hadas de la naturaleza se enfadan muchísimo y te seguirán hasta hacerte la vida imposible. Así que acordándome de aquella vieja leyenda, y para evitar cualquier tipo de enfado, dejé unos hilos de mi roja caperuza como ofrecimiento a las hadas, ya que estas al ser terriblemente presumidas los utilizan para confeccionar sus elaborados y cautivadores ropajes.





Continuará...



domingo, 9 de diciembre de 2012

Hobbiton de Duero

Dentro de nada estrenan "El Hobbit", tengo que admitir que el libro no lo leí de pequeña sino hace unos años antes de que estrenaran en el cine la famosa trilogía de "El Señor de los Anillos" y la verdad casi que me gustó incluso más que el propio Señor de los Anillos. No sé pero me pareció más ingenuo y más mágico que los otros tres por aquello de que no había tanta batallita y todo eso. El caso es que la novela a pesar de que pudiera ir dirigido a un público digamos más infantil me encantó y por una parte me dio rabia no haberlo descubierto cuando tenía 12 años.

La cuestión es que este verano estando en un pueblecito cerca de Aranda del Duero descubrí un pequeño enclave que "echándole imaginación" parecía sacado de la misma "Comarca", vamos con sus montículos llenos de hierba y sus pequeñas puertecitas, de hecho algunos hasta tenían zona de porche con mesita y todo. El problema es que me dio algo de pena porque estaba sin regar y algo descuidado ya que los lugareños lo utilizan para guardar sus vinos y no para vivir.
Así que gracias al estreno de la peli me volví a acordar del sitio aquel y decidí rescatar una de sus fotos para hacerle al lugar un "lavado de cara" y así es como ha quedado.



Y la foto original del sitio es esta:



Vamos que poniéndole un poco de ornamento al lugar y regándolo con frecuencia, seguro que atraería a más de un turista de esos que van a comer cordero el fin de semana. Porque aunque en la foto solo se aprecien dos o tres casitas el lugar es mucho más grande ya que tiene hasta sus caminitos y sus farolas.
Y yo no es que tenga mucho sentido empresarial pero ya les digo que esto vendiéndolo bien y cuidándolo un poquito atraería a más de uno y a más de dos.

Se me olvidaba, el pueblo se llama Castrillo de Duero por si se quieren pasar a ver tan peculiar lugar y ya de paso probar alguno de sus vinos.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Total, por uno que tire...

Hoy acabo de ver estos datos que me han puesto los pelos de punta:


La verdad es que había oído algo de esto pero no sabía que por ejemplo el del hilo de pescar pudiera durar tantísimos años.
Sé que muchas veces pensamos; ¡buah total por uno que tire! pero cuidado porque si todos hacemos lo mismo al final los océanos se convertirán unos siete mil millones de guarrerías por culpa del "buah, total por uno..".

Así que si lo que queréis es seguir disfrutando de placenteros baños en el mar y de bonitas estampas marineras hagamos un ejercicio de autoreflexión y pensemos en tirar esa maldita botella de plástico donde la corresponde, es decir a la papelera.